Reflexion Vegana

Érase una vez un alumno de un colegio cursando séptimo año, tiempos nuevos llegaban, grandes cambios en cuanto a la modalidad de enseñanza. Dejaba de tener los amados maestros de la primaria, para enfrentar un grupo de profesores, en principio fríos, lejanos…

Comenzaba a ver al colegio como un lugar al cual ir a estudiar, y no uno al que uno concurría a jugar con sus amigos. Los cambios hormonales estaban a la orden del día, la mirada hacia las mujeres era muy distinta, cada vez mas tonta, para decirlo de alguna forma. Era la época en la que por un dulce “gracias”, uno haría cualquier cosa. Bueno… la verdad que las cosas no cambiaron mucho. Luego de un corto período de tiempo uno se acostumbraba al nuevo régimen educativo, los profesores no eran tan siniestros, y la exigencia no era tan grave. Conocí a buenos profesores, algunos de ellos me siguieron enseñando aún en polimodal, otros quedaron en el recuerdo. En particular recuerdo a mi profesora de matemáticas, que terminó con la tiranía de los números concretos, y me mostró el camino para resolver los misterios de la X y sus ecuaciones. Me entusiasmaba tanto al resolver estos problemas y ejercicios que no podía evitar levantar la mano de manera casi histérica, con una sonrisa con la que me podría haber tragado las orejas, siempre que la profesora nos preguntaba algo. Haciendo memoria, me sentía muy feliz al contestar las preguntas de la profesora correctamente. (Qué math-nerd!!) La cuestión es que después de un tiempo, la profesora me otorgó el apodo de Don Greco, por que siempre que preguntaba algo estaba dispuesto a responder y casi siempre respondía correctamente. Incluso hubo situaciones muy graciosas. Recuerdo que una vez me vio hablando con un compañero durante la clase. Yo no estaba prestando atención a lo que decía la profesora, pero recuerdo haber intentado mirar cada tanto el pizarrón para no perderme demasiado, y a la vez escuchar lo que me contaba mi compañero. De repente escucho mi nombre pronunciado con tono de reto desde los labios de la profesora. Nos estaba mirando amenazantemente y después de un silencio, repite una pregunta con respecto a un ejercicio que estaba resolviendo en el pizarrón. Siempre que encontraba a alguien hablando lo retaba exclamando que si tenia tiempo para charlar era por que el tema le aburría, por que ya lo debía de saber y no necesitaba que se lo explicase. Le pregunta a mi compañero primero, como es que se resolvía el ejercicio. No tenía la menor idea. Luego me pregunta a mi si sabia la respuesta. Estaba muy nervioso, no quería que la profesora me retase, mucho menos esta que tanto quería. Miré el pizarrón y encontré una ecuación a medio hacer. Eso me dio una idea de lo que estaba hablando y lo que respondí fue básicamente lo primero que se me vino a la mente de lo que podría haber querido resolver en el pizarrón. Cualquier cosa a admitir que no estaba prestando atención. A la profe se le cambió la cara, no podía creer que aún hablando con un compañero acertase la pregunta. Se supone que el alumno no responde ante un llamado de atención de ese estilo. Enseguida se compuso diciendo, pero claro que sabe la respuesta, si es “Don Greco”, igualmente me llamó la atención por distraer a los demás. Inolvidable situación. Lo mejor es que nos dejaba salir al patio a los que terminaban antes los exámenes o ejercicios. Lastima que la alegría duró poco, al año siguiente se fue del colegio por distintos problemas que no voy a mencionar. Lo que si voy a decir, es que que en octavo y noveno no aprendí mucho en matemáticas y recuerdo que también en ingles paso lo mismo. Fue un momento en que no se si fue el colegio, o la orden venía de arriba, que nos redujeron el nivel de enseñanza. Ya no era lo mismo, se sentía como haber repetido de año, y encima te obligaban a escuchar a los profesores que explicaban lo mismo una y otra vez, como si dieran por sentado que repitió todo el curso y seguíamos en séptimo. Lo peor de todo es que no te dejaban salir al patio o hacer otra cosa que no sea escuchar o escribir sobre la materia en la que estabas. Una dictadura!.

Por todo eso, un saludo muy grande a mi querida profe Alicia, que me gustaría que aunque sea pudiera leer este post. Nunca más la volví a ver.

PD: Greco es mi apellido, mi profe le agregó el “Don”. :D

Emiliano Greco Written by:

Emiliano Greco es un escritor frustrado, un fotógrafo fanático, y un programador automágico.